jueves, 18 de abril de 2013

Nosebleed


La casualidad se volvió causalidad cuando vi tus ojos en mi y hasta lo que en ese momento creí paraíso, se volvió un terrible infierno.
Tus palabras se volvieron directas, siempre supiste lo que quisiste, ¿cuanto estas dispuesta a pagar por ello?
El reloj hará que en algún momento el hechizo se acabe, y el tornado que creaste, arrasara con todo lo que pude haber visto, arrancando de raíz la luz que divagaba sobre mi, ¿cuanto estoy dispuesto a pagar por ello?
Lo mortal y lo inequívoco en cada uno, demencia amarga que nubla el sano juicio de los portadores, que colectivamente transitan lo cotidiano y lo normal, y hacen que lo vean tan solo como ceniza del fuego que quedo o mas aun, como plaga irracional, barro entre las nubes.
Demostraciones de que la locura forma un patrón común evolutivo y ajeno a la supuesta decisión superior, con sus preconceptos anticuados para quienes profesan la filosofía de la libre elección.
Pero aquí somos solo tu y yo, esperando que la rompiente aceche sobre nosotros, hasta que nadie nos vea.
Sintiendo que la brisa espontanea que se formo a nuestro alrededor cumpla el objetivo de venerar sin querer, la inquieta tranquilidad del caos que necesitamos.
Adonde apunta la frialdad que supiste mostrar, es donde lindan mis temores; a donde me lleva la creación  es la tangente de tus miedos mas profundos, ¿estamos dispuestos a asumir ese riesgo?
¿Cuanto de tu pasado hay en vos, cuanto hay del mio, cual es el presente que nos une, cual es el futuro que nos separa, cuanto queremos escuchar y cuanto saber, cuanto tolerar?
Nada mas que llevar los pies bien en el suelo, el rocío de la madrugada hará que un suspiro se vuelva lluvia agónica y agobiante de lo que ya no queremos conocer.
Y el sonido del ocaso llamara los ejércitos de la frustración espontanea, que cruelmente atacaran sin ver que todo esto, no es mas que un pensamiento difuso de un párrafo que nunca ocurrió.

10 de mayo de 2005, 02:00 am.

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